El año comenzó a toda velocidad para las criptomonedas que, tras cerrar un 2020 con niveles récord, tuvieron a su máximo exponente -Bitcoin (BTC)- en su precio más alto de la historia en abril, cuando se posicionó en la órbita de los u$s64.000.
Pero la tendencia se cortó y BTC inició una racha negativa que sembró preocupación entre miles de usuarios de todo el mundo. Sobre todo en aquellos que no poseen una amplia tolerancia al riesgo y se volcaron a esta alternativa de inversión simplemente por estar de moda o para obtener una buena diferencia en el corto plazo.
Y así se fueron abril, mayo y junio sin que la racha bajista lograra ser revertida y Bitcoin, entre numerosas jornadas en caída, llegó a perder cerca del 50% de su valor.
Su desplome se debe a diferentes causas. Entre ellas, los ataques mediáticos de diversas personalidades, como el fundador de Tesla, Elon Musk, quien aseguró que su compañía de vehículos eléctricos solamente volvería a aceptar pagos en esa criptomoneda si quienes la "fabrican" (los mineros) comienzan a utilizar energías limpias.
En julio no solo se mantuvieron las cifras en rojo sino que se sumaron embates que pueden terminar siendo una gran oportunidad para varios países, entre ellos la Argentina. Es que China implementó una serie de restricciones en los centros de minado, junto con una mayor cantidad de regulaciones.
Primero fue el turno de las granjas de Xinjiang y Mongolia, zonas atractivas para la actividad por sus bajos costos de electricidad. Luego, la embestida provino de las autoridades de la provincia de Sichuan, quienes ordenaron el fin de la provisión de electricidad a 26 minas de criptomonedas.
Y si bien los cierres tuvieron entre sus motivos el uso de energía contaminante -como el carbón-, los mineros en Sichuan (el segundo centro de operación más grande de China) se basaban en fuentes hidráulicas, lo cual deja leer entre líneas que las medidas son más amplias de lo que se esperaba.
La caída en números
Si bien la red del bitcoin es descentralizada, China representa el 65% de la producción mundial de BTC, de acuerdo con datos provistos por la Universidad de Cambridge (a pesar de su prohibición de comerciar con ellas establecida en 2017).
En diálogo con iProUP, Matías Bari, CEO y fundador de la exchange SatoshiTango, resalta que el país asiático es el más importante a nivel mundial ya que "tiene fábricas de todo. En especial de los aparatos que demandan los mineros".
"Los principales productores de los equipos se encuentran allí, lo que elimina muchos costos", añade el experto. En este marco, casi el 90% de la capacidad minera de BTC del gigante asiático fue paralizada con el cierre de estas granjas, lo que llevó en muy poco tiempo a cero al "hashrate" (la unidad de medida que da cuenta de la potencia de procesamiento).
"China era muy relevante al tener un porcentaje de hashrate mundial muy alto. Pero desde que el Gobierno local les prohibió la actividad, pasó a tener cero importancia. ¿Y qué hay detrás de esta embestida? Algunas voces dicen que es porque necesitan la electricidad como país para producir otras cosas, pero es difícil saber con exactitud qué pasa fronteras adentro", analiza el especialista.
¿Y cómo afecta esto al mundo cripto? La respuesta de Bari es contundente: "En nada".
"Esa es la belleza de las criptomonedas. La gente a veces pierde de vista que se desconectaron las máquinas en China pero la red automáticamente ajustó la dificultad para que los dispositivos que quedan funcionando puedan validar transacciones y que todo siga igual", resalta entusiasmado el cofundador de SatoshiTango.
Además, el ejecutivo subraya el lado positivo de la medida tomada por el gobierno de China: "Tenía un porcentaje muy alto del hashrate y eso es una muy buena noticia para esta industria, porque esos mineros van a ir a otros países con mejores condiciones en términos de libertades y todo seguirá igual. Esa es la gracia de todo esto: que el sistema es tan robusto que no pasó nada".
En diálogo con iProUP, el especialista en criptomonedas y docente en CR Academia, Camilo Rodríguez, remarca que el sector está atravesando una etapa a la que califica de "transitoria". Valora, al igual que su colega Bari, que se avance hacia "un aumento de la descentralización del mercado".
"La tecnología va a seguir estando. Hay mineros en muchas partes del mundo. Pero hoy lo que vemos es que las empresas que salieron de China de a poco irán enchufando sus máquinas en otros territorios, como Estados Unidos, por ejemplo", analiza. Y lamenta que "es una etapa que tardará en recuperarse unos dos o tres meses. Muchos mineros quedarán atrapados con sus máquinas y la única forma de recuperar la inversión será vender sus equipos en el mercado minorista".
Guido Bonacossa, Business Development Manager de Huobi Global, afirma a iProUP: "Por suerte esta crisis llega en un momento en que el BTC se encuentra en una lateralización (sin tendencia, ni alcista, ni bajista). Hoy tenemos una red un poco más lenta que hace que la dificultad cada vez baje más. Pero cuando los equipos vuelvan a estar conectados, todo se va a estabilizar".
Consultado al respecto, Manuel Beaudroit, CEO de la billetera digital Belo, coincide con sus colegas en cuanto al valor positivo para la industria de las criptomonedas que la minería sea practicada en más países.
Además, sostiene que "lo más interesante es que se llevó adelante un intento de ataque contra la soberanía de la red Bitcoin, que generó una baja en el poder de cómputo, pero que nunca dejó de operar y eso habla muy bien de su robustez".
La oportunidad para Argentina (y las contras)
En diálogo con iProUP, Nicolás Bourbon, especialista en minería, califica a la actividad como "muy especulativa, ya que irá a donde sea más barato. Siempre correrá detrás de la ganancia".
Y pese a todos los problemas económicos que atraviesa la Argentina, gracias a las características que presenta en su territorio, sobre todo en la Patagonia, se cumple con los requisitos para tentar tanto a los productores locales como a los capitales extranjeros que buscan un escenario beneficioso para instalar sus granjas.
Según el ejecutivo, el "país pasó de ser bueno a malo para la actividad hace pocos años, porque durante el gobierno de Macri, con el gran aumento que se dio en las tarifas de luz, combinado con un bajo precio de las criptomonedas dejó de ser lucrativa", pero destaca que esto cambió a finales de 2019 con la asunción de Alberto Fernández y el congelamiento de los valores de la electricidad.
"Además se produjo un nuevo boom en las cotizaciones de las monedas en el primer trimestre del año. Hay cierta incoherencia, porque el minero accede a energía subsidiada, que con la inflación quedó retrasada y en pesos, pero se está produciendo un activo que luego venderá de manera libre y en dólares. El productor se está aprovechando de la situación coyuntural", remarca.
Al respecto, Bari resalta que al factor más importante en el negocio de la minería –la electricidad– se le deben agregar otras condiciones, "como por ejemplo, si para importar las máquinas de China a la Argentina –que ya sabemos que es un tema problemático– se presentan muchas dificultades y esto producirá que las granjas elijan otro país con luz a valores económicos".
"Entonces pueden ir a Canadá, que tiene energía barata en las zonas de las represas y un clima que ofrece durante gran parte del año una refrigeración accesible", agrega el ejecutivo, quien subraya que "esas son las variables importantes a tener en cuenta en la minería y por eso funciona una minera en Tierra del Fuego: por la electricidad barata y clima favorable".
Pero, en opinión del especialista, no se debe perder de vista que Argentina "es muy particular", por lo cual, si bien el éxodo de China representa una posibilidad en cuanto a que hay empresas que se movieron de país, "también hay más de un centenar de lugares a donde podrían ir".
Por su parte Bonacossa pone la lupa en las legislaciones, que pueden ser la clave para consolidar la actividad, además "del tipo de impuestos que se le apliquen".
"La Argentina tiene energía económica y, así como ya tenemos granjas en el sur del país, el contexto internacional puede atraer nuevos capitales. Pero se debe ver el tema de las regulaciones y también cómo pueden impactar las nuevas leyes que se están barajando", advierte.
Rodríguez destaca un factor que le puede jugar en contra a nuestro país para lograr captar la atención de aquellos capitales que están emigrando de China hacia mercados más rentables: los plazos.
"Esto reduce el grado de probabilidades porque lo que más está en juego actualmente es el tiempo. La minería es una competencia contrarreloj. Esto se debe a que la dificultad baja genera más ganancias. No se debe perder de vista que la distancia para mover ese equipamiento es muy grande para traerlas a este país", alerta el especialista.
Por lo cual, Rodríguez no le cierra la posibilidad a que esos equipos puedan llegar a manos de revendedores locales y a particulares con interés en ser parte de la red, pero para las compañías o grandes granjas, el factor temporal –insiste– será clave para analizar si trasladan las máquinas a esta parte del mundo.
"Desde mi punto de vista, para Argentina definitivamente es una oportunidad", agrega Beaudroit, y concluye que "posee varias zonas con energía barata. Ojalá podamos movernos como nación para ser parte de la industria del siglo XXI".