Amazon es una de las tantas grandes corporaciones que hizo culto de la incorporación de tecnología para automatizar sus procedimientos. Siempre para mejor, supuestamente.
Sin embargo, la firma fundada por Jeff Bezos quedó otra vez en el ojo de la tormenta por sus prácticas. Al parecer, los trabajadores contratados son despedidos por máquinas y no consiguen que otros empleados humanos les den respuestas.
La triste realidad
Algunos casos se abordaron en un reporte de Bloomberg, enfocado especialmente en quienes trabajan como repartidores de Amazon Flex. Se trata de una plataforma que permite a las personas utilizar sus propios vehículos para llevar paquetes y otras compras que realiza el público.
Así, ganan dinero siendo parte de una de las estructuras más importantes del mundo. Pero no todo lo que reluce es oro.
Los trabajadores que se desempeñan en Amazon Flex se encuentran bajo revisión de desempeño permanente. Y las calificaciones se otorgan a través de un algoritmo que los monitorea a sol y sombra.
Así, son máquinas las que revisan si los conductores cumplen con los tiempos estipulados, si realizan las entregas con éxito o si completan las actividades bajo los parámetros previstos. Según ese rastreo permanente, los "robots" de Amazon deciden si un repartidor recibe más rutas o si se da de baja su vínculo con la empresa.
Uno de los trabajadores que contó su experiencia en Amazon Flex fue Stephen Normandin, que aseguró haber sido despedido con correos electrónicos automáticos. El exrepartidor indicó, además, que los parámetros tomados en cuenta para terminar su contrato con la compañía no fueron correctos.
Amazon, y el arte de los despidos automatizados
De acuerdo con el reporte, Normandin recibió la orden de repartir paquetes en un complejo de apartamentos antes del amanecer. Como las puertas estaban cerradas, la oficina central tampoco trabajaba, y fue imposible contactar a los clientes telefónicamente. Así pues, el algoritmo de Amazon comenzó a afectar su calificación.
Poco después sufrió un inconveniente similar al no poder abrir un locker de Amazon para colocar paquetes en él. Ni siquiera el soporte telefónico le ayudó a solucionar el problema, y nuevamente su "rating" se vio afectado. Pero lo peor sucedió semanas más tarde, cuando le informaron su despido a través de un correo electrónico en plena madrugada.
El artículo de Bloomberg recoge otros testimonios con patrones similares, que hablan de eventos que van más allá de la coincidencia. La mayoría de los e-mails de soporte se firman solamente con un nombre y una inicial de apellido, y los trabajadores no saben si están lidiando con personas o con máquinas.
Además, las respuestas suelen ser demasiado generalistas como para entender que se está tratando de solucionar un problema específico. Y cuando llegan mensajes informando un despido, están simplemente firmados por "SYAM".
Como si se tratase de una macabra historia de ciencia ficción, las máquinas de Amazon tienen la habilidad de despedir a trabajadores. Si bien es cierto que los repartidores de Amazon Flex pueden apelar la terminación de su vínculo, deben pagar 200 dólares a la empresa y esperar durante 10 días sin goce de sueldo.
"Parece que no tienen sentido común sobre cómo funciona el mundo real", expresó Normandin sobre las prácticas de Amazon, en un publicación levantada por Hipertextual.