Tal vez todo eso que el usuario escuchó sobre invertir construyó una idea, no necesariamente real, de lo que significa que el dinero pueda generar más dinero. Esto es aquello que los expertos llaman barreras psicológicas.
Ruy Castillo, experto en psicología financiera y consultor de inversiones, explicó que "en el proceso de inversión hay un conflicto entre lo racional e irracional".
"La mente del inversionista juega un papel determinante al momento de tomar decisiones, pero existen algunas trampas psicológicas que pueden mermar su desempeño", consideró.
Estas son algunas de esas trampas:
1. Exceso de confianza
"Yo sé mejor que nadie manejar mi dinero", "A mí nunca me va a pasar eso". El exceso de confianza al momento de invertir genera distorsiones fuertes; existen inversores que tuvieron éxitos previos y eso los instala en su zona de confort porque piensan que siempre tendrán éxito.
Este exceso de confianza los lleva a tomar decisiones por intuición, emoción y, por tanto, concentran el riesgo, no diversifican.
Sin embargo, no se puede asumir que los éxitos del ayer se traducirán en buena fortuna mañana.
2. Memoria selectiva
"Ya no me acordaba que no debo invertir en algo solo porque está de moda". La memoria selectiva nos recuerda nuestros derechos, pero no nuestras obligaciones.
La memoria selectiva nos hace filtrar memorias o construcciones que beneficien nuestra imagen y eso impide aprender de los errores y no ser flexibles para invertir.
3. Autodiscapacidad
"Necesito ser experto para invertir en fondos de inversión y no lo soy", "no tengo el tiempo necesario para poner a trabajar mi dinero". La autodiscapacidad es una especie de victimización y lleva a una parálisis, puede ser muy dañina porque genera un enorme costo de oportunidad porque ante la falta de decisión no corremos riesgos.
Es lo equivalente a no levantar la mano en una clase para no hacer el ridículo. Como no creo tener la capacidad de tener éxito al invertir, creo ciegamente en alguien que me dice lo que quiero escuchar y esto me vuelve más vulnerable a tomar malas decisiones.
4. Aversión a la pérdida
"Yo no puedo tolerar que mi portafolio baje, aunque sea un peso". Muchos inversionistas desarrollan aversión a la pérdida por una mala experiencia en un negocio, en alguna inversión, o por desconocimiento. Las personas que desarrollan aversión no quieren salirse de instrumentos excesivamente conservadores, debido a la liquidez y a la tasa que les garantizan. Ello los aleja de potenciales oportunidades y de generar retornos más altos en el largo plazo.
5. Sesgo de confirmación
"Tenía razón al no invertir en bolsa, mi hermana perdió dinero con la acción X". En esta trampa psicológica, el inversionista busca aquello que confirme en lo que cree. Esto lo orilla a tomar decisiones de inversión sin objetividad y limitando su visión de la realidad.
6. Costo hundido
"Ya no puedo cerrar el negocio porque le invertí demasiado dinero". El problema en inversiones y finanzas es olvidar el costo hundido, y provocar grandes pérdidas y bancarrotas. "No queremos asumir lo que se perdió y por lo mismo sigo manteniendo inversiones con la falsa ilusión de que voy a poder recuperarlas", indica Ruy Castillo.
7. Contabilidad mental
"Me dieron un bono que no esperaba así que lo voy a meter a las apuestas del futbol". La contabilidad mental se refiere al dinero que llega sin esperarlo y se gasta de manera irresponsable. Sin embargo, si las personas invirtieran esos excedentes, podrían contar con un buen monto de ahorro para su retiro.
8. Efecto encuadre y falacia narrativa
"Prefiero irme por la opción que mantuvo 90% de su valor original que por la que perdió 10%". Al momento de decidir, estadísticamente la mayoría de las personas elige la inversión que mantuvo 90% de su valor, pero en realidad se habla de lo mismo: un activo que mantuvo 90% es lo mismo que el que perdió 10%. El efecto encuadre enseña que la forma en que se presentan los datos puede estar manipulada.
Por ello, hay que tener cuidado sobre cómo se presenta la información en materia de inversiones para evitar caer en alguna trampa narrativa.
9. Comportamiento de pastoreo
"Voy a comprar bitcoin porque ya todos en la oficina lo tienen", "invertí en una empresa de videojuegos porque salió en las noticias que ha ganado mucho". Al seguir modas se alimenta la ambición y el miedo a perder, una supuesta oportunidad. Guiarse por lo que hacen los demás lleva a invertir sin evaluar correctamente.
10. Efecto anclaje
"La crisis de las décadas de los 70 y 80 me enseñaron a solo invertir en tierra y ladrillos. Es lo único seguro". El riesgo de permanecer con la primera impresión por miedo al fracaso impide reconocer que el mundo cambia. Algo que distingue a un inversionista exitoso es que no asume que el pasado se vaya a repetir en el futuro. Un inversor exitoso siempre se cuestiona, se adapta y es flexible a la hora de invertir.
Fuente: Business Insider