El Covid-19 es sinónimo hoy tanto de crisis como de cambios. Es un hecho que los modelos de negocios están en pleno proceso de adaptación a una nueva realidad dominada por el concepto de "Aceleración Digital", en que la captura, almacenamiento, procesamiento, análisis y uso de los datos; pasan a ser el motor que ya está moviendo las economías hoy.
Las áreas que sin duda han debido cambiar de forma más rápida sus procesos en el último año, y donde las transformaciones han sido más evidentes en sectores son la banca y las telecomunicaciones. Claramente estas industrias llevan la delantera en lo que a velocidad del cambio se refiere, debido a que los consumidores han cambiado por completo sus formas de consumo y necesidades.
Según cifras del World Retail Banking Report, el 48% de las empresas bancarias a nivel mundial ya tomaron la decisión de mejorar sus procesos relacionados a la innovación digital, en respuesta a que más de la mitad de sus clientes requerirán sistemas tecnológicos avanzados hacia los próximos 3 años.
Lo anterior, implica poner en marcha soluciones a la hora de implementar la apertura de productos y contratación de servicios en forma 100% digital y remota, relacionados a un elevado nivel de ciberseguridad, como verificaciones biométricas y voice banking; permitiendo a través del lenguaje natural realizar transacciones y distintas operaciones, como transferencias, pagos o incluso consultar el saldo de la cuenta bancaria desde un dispositivo inteligente en tiempo real.
Si nos posicionamos, desde hoy, en un escenario post-pandemia, la importancia de las telecomunicaciones en el desarrollo y transformación digital será un eje fundamental para las compañías de cara al futuro. Asimismo, soluciones de virtualización, cloud, automatización, conectividad, Big Data, IA y ciberseguridad representan parte de las claves para la adaptación de las firmas al nuevo contexto que enfrentaremos.
Las tecnologías emergentes que permiten diversas formas de creación de datos y su integración con datos tradicionales están generando información voluminosa para las organizaciones.
Las empresas, tanto grandes como pequeñas, se esfuerzan por obtener información valiosa procesando y analizando los macrodatos. La aplicación eficiente de Big Data y análisis beneficia a las organizaciones al mejorar la evaluación de los riesgos emergentes.
El uso de la estrategia de Big Data mejora los perfiles de riesgo de las instituciones y allana el camino para abordar el riesgo de manera rentable.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de las empresas por obtener una ventaja competitiva, no muchas han tenido éxito, mientras que la mayoría no ha logrado convertir los datos en información monetizable aún.
Según International Data Corporation (IDC), solo el 22% de los datos digitales eran candidatos para el análisis, mientras que en realidad se analizó menos del 5%.
Aunque es fácil atribuir esto a los desafíos que tiene por delante la aplicación del Big Data, en realidad esto es un reflejo de la baja capacidad de las organizaciones para aprovechar de manera efectiva dicha tecnología para su beneficio.
Hugo Markl, gerente de Ventas Hitachi Vantara
Es por ello que la aplicación de una adecuada estrategia de Big Data en la gestión de riesgos ayudará a eliminar la cultura de la toma de decisiones a nivel instintivo por parte de las empresas.
El énfasis en la toma de decisiones basada en datos ayuda a diseñar decisiones racionales mientras avanza la madurez de la cultura de seguridad de la organización.
En una era de crecientes expectativas de cumplimiento y mayores preocupaciones de seguridad, las empresas que adoptan este tipo de soluciones y que avancen rápidamente, crearán una postura sólida de gestión de riesgos, y lograrán un crecimiento empresarial sostenible.
Por Hugo Markl Gerente de Ventas Hitachi Vantara