Las criptomonedas tuvieron rendimientos nunca antes vistos en lo que va de 2021. La abundante liquidez en los mercados, la sobreexaltada especulación de los inversores minoristas y la creciente aceptación de los tokens en el mundo empresarial generaron que los criptoactivos se revalorizaran con impulso más allá periódicas caídas frutos de su volatilidad. Ante eso, muchos se pregunta, ¿cuánto durará este escenario?
En el ámbito de las finanzas se acepta casi de forma tácita que existen los ciclos de mercado y uno de los más básicos es que lo que sube debe bajar.
Es entendible que los inversores se acumulan cuando los precios son bajos, lo que hace que los precios suban. Cuando el precio alcanza un pico, la venta masiva hace que el precio vuelva a bajar.
Si compraste Bitcoin en 2017 o antes, esto suena familiar ya que cuenta de forma básica lo que sucedió durante la última carrera alcista cuando BTC alcanzó un máximo de u$s20.000 por unidad, antes de desplomarse de forma severa.
Por lo tanto, la mayoría de los tenedores de criptodivisas observan las condiciones actuales del mercado con la respiración contenida.
¿Qué sucedió hace cuatro años? Una corrección de BTC que dejó boquiabiertos a sus entusiastas tras un rally que en ese momento no tenía precedentes. Esa caída arrastró consigo a la mayoría de los tokens más populares del momento, y la recuperación del ecosistema tardó años en efectuarse.
La corrección de 2017 produjo una fuerta caída de
Bitcoin (BTC)
La dinámica podría repetirse ahora, de acuerdo a analistas de la firma de asesoramiento financiero, Vanda Research. En un reporte divulgado esta semana, Ben Onatibia, jefe de mercados de Vanda, detalló que "el ascenso meteórico de las criptodivisas tiene ároma a déjá vu".
En este sentido, explicó que, al igual que en 2017, la rotación del Bitcoin a otras criptomonedas, como está ocurriendo especialmente con Ether este año, puede estar anticipando la 'tormenta'.
"Cuando el rally comenzó a agotarse en noviembre de 2017, los inversores rotaron hacia altcoins menos conocidas como el XRP de Ripple y el propio Ether, que rápidamente se convirtieron en nombres familiares también", describió Onatibia.
Luego Ripple logró su punto máximo a principios de enero de 2018, mientras que el Ether mantuvo sus ganancias hasta mediados o finales de enero de ese año, recordó el analista.
"En los meses siguientes, las criptomonedas se derrumbaron a medida que los inversores minoristas se apresuraron a salir", recordó.
Bitcoin se estanca y las altcoins ganan fuerza ¿A cuál apuntar?
En el contexto actual, en promedio, el Bitcoin se revalorizó este 2021 observando los datos macro, pero su rally pierde fuerza. Con la salida a bolsa de Coinbase en abril, BTC tocó su máximo por encima de los 64.000 dólares pero cayó inmediatamente después y ahora sufre para mantenerse en torno a los 55.000.
Mientras tanto, otras criptoactivos como Ether, ya en superando los u$s4.000 por unidad, o el controvertido Dogecoin presentan unos rendimientos escalables en pocas semanas.
Dado el pico más reciente, los compradores minoristas acudieron en masa a estas últimas dos, haciéndose eco de lo ocurrido en 2017. "De hecho, los datos de interés abierto de diferentes bolsas de criptomonedas muestran que hubo una rotación del Bitcoin al Ether desde la salida a bolsa de Coinbase", constató su informe.
"Creemos que una corrección en las criptomonedas empujaría a los inversores minoristas a volver a la renta variable, donde algunos de sus valores favoritos cotizan ahora con un descuento significativo respecto a los máximos de febrero", concluyó la nota de Vanda.
Simulitudes y diferencias
A pesar de las similitudes, también hay muchas diferencias entre los mercados de criptomonedas actuales respecto a los de hace 4 años, teniendo en cuenta la madurez que han logrado, en concreto: en 2017 solo los especuladores minoristas individuales poseían criptomonedas.
Simon Kim, director general del fondo de riesgo de criptomonedas Hashed, remarcó que el "mercado está funcionando con una base completamente diferente", y agregó:
"En primer lugar, varios proyectos de DeFi están creando valor sobre la base de un modelo de negocio claro. En segundo lugar, estamos viendo una inversión activa récord por parte de los inversores institucionales y, por último, están surgiendo varias rampas de entrada y salida que incluyen no sólo a PayPal y Visa, sino también a grandes bancos".
Entre los bancos en cuestión se encuentran Goldman Sachs, Citigroup y Deutsche Bank, que anunciaron recientemente sus planes de integrar las criptodivisas, lo que marca una tendencia alcista, junto al impulso que dio el anuncio de Tesla las invertir u$s1.500 millones en bitcoin.
Chad Steinglass, jefe de operaciones de la empresa de mercados de capital de criptomonedas CrossTower, explicó por qué la entrada de los inversores corporativos, los bancos y los gigantes de los pagos es significativa e hizo una predicción sobre el tipo de adopción del mundo convencional que se ha discutido durante tanto tiempo:
"La base de la inversión institucional constituye bolsillos más profundos y horizontes de inversión más largos que los operadores que alimentaron la carrera de 2017", explicó.
"Si a esto le añadimos la explosión del acceso a los mercados de criptomonedas para los participantes que no son traders a través de los gigantes de la fintech PayPal y Square, entre otros, estamos viendo tanto una ampliación como una profundización de la base de inversores", sostiene.
La amplia disponibilidad de derivados es otro factor que ha ayudado a impulsar los precios esta vez. Aunque para muchos sea difícil de imaginar, en 2017 había pocos exchanges, entre ellos BitMEX y OKEx, que ofrecían operaciones de futuros.
Las ofertas de futuros institucionales no llegaron hasta diciembre de 2017, cuando la Chicago Mercantile Exchange y la Chicago Board Options Exchange lanzaron sus propios contratos respaldados por Bitcoin.
Aunque en su momento se especuló con que estos lanzamientos precipitaron el inicio del criptoinvierno, es indudable que la disponibilidad de derivados ha atraído a más inversores profesionales, lo que en definitiva fueron responsables en gran medida a la suba de precios.
Por supuesto, nada de lo anterior habría sido posible en 2017, dada la cantidad de incertidumbre regulatoria que existía en ese momento, otro factor que apunta a que las cosas son diferentes esta vez.