El informe de inclusión financiera del segundo semestre arrojó interesantes datos sobre la mayor penetración del sistema financiero en la población. Sin embargo, se trata de un proceso incompleto, en el que el ahorro y el crédito se encuentran sumamente deprimidos.
Mientras que el 91% de la población adulta cuenta con una cuenta bancaria, sólo una de cada diez personas tiene un plazo fijo. Al mismo tiempo, también está cayendo el acceso al crédito.
Los datos revelados por el BCRA resaltan la mayor capilaridad del sistema financiero, pero no a través de nuevas sucursales ni cajeros, sino con el desarrollo de "puntos de atención" que permiten entre otras cosas que el público tenga acceso a efectivo.
Sin embargo, se acelera las características de un sistema cada vez con mayor peso en lo transaccional, pero que no incentiva el ahorro, el crédito ni la inversión.
Claro que en este caso la responsabilidad pasa más por la inestabilidad macroeconómica que en las propuestas de los distintos participantes del negocio.
Es fuerte el boom de la apertura de cuentas en billeteras digitales.
También es notorio el boom de la apertura de cuentas en billeteras digitales. De un 7% de la población que posea una cuenta con Clave Virtual Uniforme en 2019 se pasó al 24% a fines de 2020. Esta proporción equivale a cerca de 8 millones de personas, según surge del propio trabajo del Banco Central.
A continuación, algunas de las principales conclusiones del informe elaborado por el BCRA:
Durante 2020 se logró una mayor capilaridad del sistema financiero
El indicador de localidades con al menos un punto de acceso a servicios financieros pasó de 41,9% en diciembre de 2019 a 48,3% en el mismo mes de 2020. Los bancos públicos -con presencia considerablemente mayor que los bancos privados en términos de sucursales y cajeros automáticos, y particularmente en poblaciones más pequeñas- demostraron creación neta de todos los tipos de puntos de acceso, mientras que los bancos privados registraron cierres de cajeros automáticos, terminales de autoservicio y sucursales en el país y una expansión en agencias complementarias de servicios financieros.
La cobertura de cuentas bancarias alcanzó al 91% de población adulta
Más de 31 millones de personas poseían al menos una cuenta bancaria a fines de 2020. Si bien esta proporción ya se situaba en valores relativamente altos en comparación con otros países de similar nivel de ingreso, la apertura récord de más de 5 millones de cuentas bancarias durante el segundo trimestre de 2020 -mayoritariamente para la acreditación de programas de ayuda social implementados para la población más vulnerable-, implicó que 3 millones de nuevas personas pudieran acceder a este instrumento, y conseguir cifras equiparables a economías desarrolladas.
La pandemia COVID-19 y el distanciamiento social pusieron aceleraron los pagos electrónicos
En 2020, por cada 100 extracciones de efectivo por adulto, se efectuaron más del doble de operaciones por medios electrónicos de pago (222, un 19% más que en 2019), las cuales se descomponen en 110 con tarjeta de débito, 77 con tarjeta de crédito, 28 transferencias electrónicas y 7 con tarjetas prepagas.
Los pagos remotos aportaron gran dinamismo a los medios de pago electrónicos
Las transferencias electrónicas por adulto incrementaron su volumen un 90% en 2020, a través de la mayor canalización de operaciones por home banking (86%) y mobile banking (167%), mientras que los pagos remotos con tarjetas de débito crecieron 227% en el mismo periodo, y ampliaron su participación en 15 p.p. en el total de los pagos con dicho instrumento.
Las transferencias electrónicas por adulto incrementaron su volumen un 90%
Masiva apertura de cuentas con fines transaccionales asociados a la ayuda social
A fines de 2020, se registró un valor promedio de 10,5 plazos fijos cada 100 personas tenedores de cuentas bancarias, cifra ubicada por debajo del promedio de los últimos dos años (11,5).
Sin embargo, en términos de importes invertidos durante 2020, el saldo de plazos fijos de personas humanas en moneda local registró un aumento de 9,3% en términos reales, mientras que los plazos fijos del sector privado no financiero registraron un aumento cercano al 30%, y cobró mayor dinamismo los del tipo UVA-precancelable.
El porcentaje de la población adulta con al menos un financiamiento se redujo a un ritmo mayor
La caída fue más pronunciada para los proveedores no financieros de crédito. Sin embargo, se evidencia una importante desaceleración en la reducción del saldo promedio por deudor y demostró que, en términos de saldos financiados, por los estímulos de crédito instrumentados por el Gobierno, el sistema financiero tuvo un desempeño más favorable que en 2019.
Fuente: Roadshow.com.ar