Santiago Siri es un early adopter de Bitcoin. Muchos lo recuerdan cuando hace una década tenía una columna en el programa radial Basta de Todo, de Matías Martin, en la cual recomendaba el ahorro en esta criptomoneda.
Su nombre lo heredó de Santiago de Liniers, anteúltimo virrey del Río de la Plata y ancestro del emprendedor. El apellido del prócer, en tanto, lo utiliza su hermano mayor, Ricardo, talentoso artista gráfico que firma como Liniers sus viñetas en el diario La Nación.
En efecto, la creatividad forma parte de ADN de la familia, lo que impulsó el emprendorismo de Santiago, quien comenzó desde muy pequeño a programar y cuenta con varios proyectos en su haber:
- En 2004, creó Futbol Deluxe, un juego muy recordado en el que el usuario gestionaba un club
- En 2008, junto a Emiliano Kagierman (fundador de Satellogic) desarrolló Popego, plataforma que medía la reputación en redes sociales y fue distinguida en la lista de 50 startups de TechCrunch
- En 2009 lanzó TheWuffieBank, un "banco" que repartía una moneda digital también en base a la reputación en redes. Y repitió la distinción de de TechCrunch
Ese mismo año comenzó a rodar Bitcoin. Y Siri abrazó esa innovación no sólo en su faceta financiera sino también política. De hecho, fue uno de los cofundadores del Partido de la Red, conformado por miembros del pujante ecosistema de Internet local.
La agrupación logró incluir un legislador porteño en las elecciones de 2013. Siri, tercero en la lista, y la politóloga Pía Mancini, segunda en la boleta y pareja del emprendedor, hicieron del hacktivismo su proyecto de vida a través de la empresa DemocracyEarth. Y acaban de lanzar un sistema "cripto" que busca convertirse en un programa de asistencia social 4.0 de alcance global.
El proyecto
Democracy Earth anunció UBI, un token cuyo nombre proviene de Universal Basic Income (Ingreso Básico Universal).
"La renta básica es importante en este siglo por el aumento de la robotización que va a crear un montón de desempleo en todo el mundo", advierte Siri, en diálogo con iProUP.
Y remarca: "Ante esa abundancia de tiempo, los desocupados tendrán que buscar a tener que buscar una forma de subsistencia y qué mejor darle un ingreso para reducir la asfixia de no tener un trabajo y llevar adelante iniciativa productivas e innovadoras en otros rumbos".
Según Siri, UBI es una "forma de verificación de seres humanos descentralizada, en la que uno genera una prueba de sí mismo con un video en el que afirma su nombre y su dirección en la blockchain para demostrar que efectivamente tiene control sobre esa dirección".
Así, el proyecto lanzó la primera implementación mundial de la Proof of Humanity (Prueba de Humanidad), un sistema de consenso en el que la validación de transacciones y la gobernanza de la red se da por medio de la identidad digital, en oposición a:
- Proof of Work (PoW, o prueba de trabajo): los usuarios pueden validar transacciones en base al poder de cómputo que ofrecen a la red, como el caso de Bitcoin y Ethereum a través de sus mineros
- Proof of Stake (PoS, o prueba de participación): quienes tengan mayor tenencia del activo nativo tienen más chances de validar operaciones. Este modelo lo usan Cardano y Polkadot, entre otras
"Hay una organización autónoma distribuida (DAO), cuyos miembros son identidades verificadas en proof of humanitity, que puede modificar el código del contrato inteligente o controlar la variable de emisión", señala Siri.
Según el emprendedor, "eso va a ser un factor determinante: tenemos múltiples actores en el ecosistema: beneficiarios e inversores, y cada uno tiene intereses distintos".
"En función de eso iremos tratando de que la comunidad, porque ya no está dentro de mi control, vaya buscando un punto de equilibrio en la emisión", remarca Siri.
Sin punteros
Lo que busca el proyecto es evitar los intermediarios, ya que los gobiernos –según indica el emprendedor– "tienen un problema clientelar".
"Esto termina corrompiendo toda esa dinámica de distribución del ingreso porque hay un montón de intermediarios que usan esas cajas para actuar políticamente y seguir agendas que no son necesariamente las de quienes reciben esos beneficios", completa.
Según cuenta Siri, "el UBI se emite automáticamente por cada humano verificado, es algo programado en la lógica del contrato inteligente y está diseñado para que sea compatible con Proof Of Humanity".
Además, revela que "es el primer token en Ethereum que streamea (distribuye los fondos) a las billeteras en tiempo real, lo cual es una innovación bastante importante".
En efecto, los beneficiarios reciben sus tokens en una wallet compatible con Web3 (como Metamask) para interactuar con el contrato inteligente, por lo que sólo necesitan aprender a usar esta herramienta y tener un smartphone.
"Creemos que con esto podemos lograr evitar esa distorsión en los sistemas gubernamentales y, por otro lado, es para todo el mundo: es el mismo UBI que recibe alguien en la India, en EE.UU. o en América Latina", revela Siri.
Así, el proyecto busca ir en sintonía con –según comenta el experto– " una agenda global cada vez más interesada en avanzar en iniciativas de renta básica universal como para atender los problemas de exclusión y marginalidad".
Además, reconoce que no se sentaron a dialogar con los gobiernos porque, de este modo, estarían habilitando la participación de los "punteros", pero "sí con fundaciones que den la garantía de que realmente están llegando a esa última milla y no al 'repartidor de planes'".
"Estamos en contacto con algunas ONG que alimentan chicos en La Matanza, en Misiones, América Latina, África, India. Si logramos armar un puente entre la enorme actividad económica que existe en Ethereum y la trágica realidad económica que viven millones de niños en todo el mundo estamos ante algo muy potente", dispara.
Cómo funciona
Los actores del ecosistema de UBI deben pasar la proof of humanity para formar parte. Para ello:
- Deben registrarse mediante una billetera con navegador Web3 en https://pools.proofofhumanity.id/#/
- "Luego, otros humanos, previamente verificados, pueden vouchear (de vouch, "responder por") para apoyar tu prueba", señala Siri
- "Una vez que logra suficientes vouches, la siguiente fase es de challenging: alguien puede cuestionar tu prueba"
- "Así, los jueces de un jurado online en la blockchain pueden indicar si es válida o no en base a los criterios establecidos"
- "Si luego de tres días y medio nadie se opuso, pasás a ser un humano verificado y a tener una renta básica universal"
Según el emprendedor, los UBI se distribuyen segundo a segundo. Y afirma que eligieron a la red Ethereum para instalar el contrato inteligente pese a las altas comisiones (gas) porque ofrece un nivel descentralización mayor que Binance Smart Chain, Cardano o Polkadot: más de 60.000 nodos.
Al cierre de este artículo, los pools de liquidez de UBI tenían más de u$s64.000 en la criptomoneda estable DAI y superaban los 90.000 dólares en Ethers. Y Siri mostraba en su Twitter cómo se streameaban los saldos en tiempo real, al tiempo que criticaba al dirigente social Juan Grabois por atacar a Marcos Galperín.
En esa misma red social, el CEO de Mercado Libre mostró cómo se dio de alta en UBI y aseguró que estaba "experimentando" el nuevo proyecto de su compatriota. Y confirmaba así que maneja Ethereum y no es ajeno al mundo de las criptomonedas.
Por su parte, Siri busca también otras funcionalidades que se pueden implementar a través de la identidad digital de UBI. "Una es la renta básica universal. La otra son sistemas que tomen decisiones de manera democrática. Ambas aplicaciones las estamos lanzando ahora y la DAO será descentralizada", anticipa.
De esta forma, busca transpolar los sistemas de consenso que tanto éxito tuvieron en el mundo cripto en la vida política, pero sin apelar a los gobiernos. De hecho, no tuvo un buen recibimiento de las tres últimas gestiones cuando les presentó su proyecto de alojar una parte de las reservas del Banco Central en criptomonedas.
"La primera vez que hablé fue en 2014 cuando Bitcoin valía 600 dólares y el gobierno de Cristina jamás me dio bola. El de Macri, quizás me atendía el teléfono, pero no se dedicaron mucho a contemplarlo. En el gobierno actual hay interés porque ven que Elon Musk compró más de u$s1.500 millones de Tesla", señala.
Sin embargo, asegura que la clase dirigente argentina "es gente que fue totalmente entrenada para pensar el mundo como si fuera el siglo XX y que es completamente analfabeta con respecto al siglo XXI".
"Es un trabajo de persuasión complejo, pero por lo pronto no hacen falta que hagan nada: sólo que los propios argentinos se den cuenta y pongan sus propias reservas en este tipo de activos", concluye.