En plena pandemia global de coronavirus COVID-19, los bancos y fintech preparan sus motores para trabajar en conjunto y ofrecer nuevos productos y modelos de atención, luego del gran desconcierto vivido en 2020.
Durante el año pasado, hubo algunas transformaciones positivas en la Argentina en el sector del comercio y las finanzas.
A partir del inicio de la cuarentena, las ventas online crecieron 84% y hubo un aumento de 38% en órdenes de compra y un 71% en unidades vendidas, de acuerdo a cifras publicadas por la Cámara de Comercio Electrónico.
Asimismo, la industria fintech argentina duplicó la cantidad de empresas que había en 2018, al pasar de 133 a 268.
La palabra de las autoridades
La Cámara Argentina de Fintech explicó que, por su lado, al menos 6,5 millones de argentinos ya descargaron una o más billeteras digitales mientras que los bancos vieron una suba del 93% en el uso del homebanking, de acuerdo a un estudio realizado por Comscore.
"El Covid abrió nuevas oportunidades de negocio y de mercado para las Fintech. Al no tener la posibilidad de tener presencia física en los locales, se empezaron a usar más los canales digitales, y éstas, al ser nativas digitales, estaban mejor preparadas", destacó Daniel Marconi, director comercial de Mercado Financiero de Practia Global.
Practia Argentina brinda servicios de consultoría de negocios, gestión de proyectos, calidad, tecnología y desarrollo, robótica y BPO, entre otras.
En contrapartida, "los bancos tuvieron que adecuarse a todos los cambios que dispuso el Banco Central por la pandemia y, además, adaptar sus sistemas digitales tratando de utilizar las fintech dentro de su ecosistema".
"Primero encararon los impactos normativos y luego se enfocaron en modernizar sus canales digitales", añadió Marconi.
Hoy Practia cuenta con oficinas propias en Argentina, Bolivia, Chile, España, México, Perú y Uruguay y más de 800 profesionales especializados. Además, desarrolló proyectos en países tales como Armenia, Ecuador, Egipto, Indonesia y Venezuela, entre otros.
El balance
Luego de un año intenso, desde Practia elaboraron un balance y analizaron tendencias en las industrias argentinas de banca y fintech, aún con la pandemia sin resolverse de forma definitiva:
- Nuevos modelos de atención y la transformación de las sucursales: los bancos tienen que repensar el modelo de atención: cómo serán las sucursales o los puntos de atención, qué queda en el canal digital y qué no puede dejar el físico, que en el futuro van camino a ser la boca para resolver exclusivamente asesoramientos complejos o los lugares donde se intercambian grandes sumas de dinero. Las personas hoy se manejan vía telefónica o vía web a través del chatbot. Pueden solicitar un préstamo en el homebanking y tenerlo acreditado en el momento y firmar digitalmente formularios que antes se llenaban en persona. La sucursal solamente quedó para extracción o depósito de dinero, ya sea dólares o pesos, y para algún asesoramiento complejo.
- Adaptación al costo: no solo hay que pensar cómo se combinan los distintos canales sino cómo se reducen u optimizan los gastos. Por ejemplo, la primera tendencia para los próximos años es la hiperautomatización, de la mano de la transformación digital, que el Covid ha acelerado. Todo lo que es aprender y predecir el comportamiento del cliente, así como optimizar los procesos para adecuarlos a esas nuevas necesidades es donde tiene el principal foco el banco, más allá del negocio tradicional de hacer rendir el dinero.
- Mejoras en los productos: También de cara al usuario, este nuevo año se verán mejoras en los productos de los bancos y cuál es el nicho al que cada uno quiere apuntar. Las Fintech, por su lado, van a seguir enfocadas en la inclusión financiera, un aspecto en el que la Argentina tiene mucho para crecer.
- Integración con el sistema Fintech: El desafío, en palabras de Marconi, será de ahora en más, cómo los bancos se integran al ecosistema fintech, pensando en que los primeros tienen una arquitectura "pesada", tanto desde lo normativo como de los grandes volúmenes de información que manejan. En este sentido, las fintech tienen estructuras más ágiles, en la nube, y con menos volúmenes de información de lo que tiene un banco. La integración se está logrando, pero sigue siendo un gran desafío porque, básicamente, las fintech tienen la capacidad de innovar constantemente, de generar nuevos productos, de escuchar rápidamente la necesidad del cliente y de adaptarla a un producto bancario, algo que al banco le cuesta porque sus productos son normativos, el Central lo habilita a hacer ciertos productos y se tiene que mover en ese marco de negocio.
- Apificación: En 2020: los bancos y las fintech dejaron de mirarse como competidores y comenzaron a verse como mundos complementarios. Los bancos se dieron cuenta que no iban a generar con la misma flexibilidad o velocidad las soluciones que generan las fintech, y éstas tampoco tienen todos los productos que tiene un banco. Una de las diferencias más importante de una fintech es que se enfoca en dos productos y el banco tiene una apertura muchísimo más grande. Por esto, la última será la apificación: un modelo de negocio y también tecnológico que se basa en una interfaz que permite que un módulo de un software se comunique o interactúe con otro para que estas distintas entidades puedan conectarse de forma más natural.