La encriptación o codificación de archivos es la forma más efectiva que hay hasta la actualidad para asegurar datos digitalizados. Para acceder a ese archivo se necesita la clave que permite descifrar el código, y si no está la clave, con la tecnología actual, harían falta años para descifrarlo.
Blockchain es su sistema de cifrado asimétrico, un paso más avanzado en la encriptación: los usuarios cuentan con una clave pública, disponible para cualquiera, con la que reciben movimientos y otra privada, con la que se firman las transacciones. Es como una doble cerradura.
Lo que todavía no está resuelto es la compartimentación de los datos encriptados. Los archivos se puede encriptar, pero ¿qué pasa si su dueño quiere que un tercero acceda solo a una parte de la información que contiene ese archivo?
Actualmente, para que esto sea posible se necesita cederle la única clave disponible, que en definitiva abre todo el archivo.
Sin embargo, un proyecto europeo liderado por Atos se propone solucionar este problema. La compañía tecnológica, junto con otras ocho empresas e instituciones, está desarrollando un sistema de encriptación modulable de archivos que permitirá al usuario ejercer un mayor control sobre sus datos.
El objetivo de FENTEC (así se llama el proyecto, incluido en el programa Horizonte 2020 y dotado de cuatro millones de euros) es desarrollar el cifrado funcional como una alternativa eficiente al enfoque tradicional del cifrado (todo o nada), permitiendo vistas parciales de los datos encriptados y mejorando la seguridad de los sistemas, según informa El País.
“La idea es que quien tenga el control de los datos tenga la clave maestra de la encriptación, pero también la capacidad de crear claves parciales para que otros puedan acceder solo a lo que le interese”, subraya Francisco Javier González Gala, director de proyectos del área de seguridad y defensa de Atos Madrid, la filial de la compañía francesa que está coordinando la iniciativa.
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Atos y las otras tres empresas participantes (la suiza Nagravision, la eslovena XLAB y la francesa Wallix) ponen el know-how técnico y las infraestructuras necesarias. En el proyecto trabaja un equipo multidisciplinar de criptógrafos, expertos en software, especialistas en hardware e ingenieros de telecomunicaciones, con el objetivo de desarrollar sistemas de cifrado funcionales eficientes e innovadores, capaces de adaptarse a un amplio espectro de escenarios.
El proyecto, que ha agotado el primero de sus tres años de duración y que lanzará un primer prototipo previsiblemente a finales de 2019, está centrado en tres casos de uso.
Las aplicaciones de este sistema son variadas. Tantas como las que se le está buscando a blockchain, tecnología a la que podría hacer sombra (aunque, en vez de distribuida, la red sería centralizada). La salud es una de ellas. “Si hubiera un registro único de historiales, con nuestro sistema se podría gestionar el acceso a distintas partes del historial, de acuerdo con la especialidad de cada médico”, ilustra González Gala. También se podría usar la encriptación modulable en la trazabilidad de alimentos, de la misma forma que se está usando ya el blockchain. La protección de secretos industriales o comerciales sería otra área en la que experimentar con este sistema.
El segundo prototipo de FENTEC se espera para 2020. En cualquier caso, el sistema de encriptación modulable no entraría en fase de comercialización hasta 2022 como pronto.