La criptomoneda MTB 18, la primera vinculada con la industria del vino, se sumó al Exchange de Ripio que, así, amplía la variedad de monedas digitales con las cuales realizar diferentes operaciones.
MTB 18 es la cibermoneda desarrollada por la bodega Costaflores, de Mike Barrow, que posee viñedos en Perdriel, Luján de Cuyo, y que se lanzó en mayo pasado con dos objetivos: por un lado, dejar en manos del mercado que le ponga valor a su vino, que estará para su consumo en 2021, y por el otro, explicar con un ejemplo tangible, bien de la realidad, cómo operan las criptomonedas.
Además de haber dotado a su vino, también llamado MTB 18, de un moneda digital propia, el viñedo de Costaflores está totalmente digitalizado. De esta manera es posible tener información completa sobre el comportamiento climático, la regularidad del riego, la eventual incidencia de hongos, y otros aspectos que hacen a la cosecha y rendimiento de la uva.
Con la incorporación de MTB 18 a su Exchange, Ripio amplía sus alternativas para sus clientes y, para intercambiar esta y otras criptomonedas, sólo hay que abrir una cuenta validad y adquirir el token en pesos.
Así comenzó la historia
Cuando Barrow dio a conocer su proyecto explicó que “el vino es una metáfora deliciosa para el dinero, para la criptomoneda".
En los primeros días de mayo ya se había terminado la cosecha en Mendoza y Barrow había concretado la finalización de la propia para elaborar el primer vino argentino respaldado por una cibermoneda.
El responsable de encarar el proyecto y de explicar mediante la metáfora del vino en qué consiste una criptomoneda es Mike Barrow, propietario de la bodega Costaflores, con viñedos en Perdriel, en Luján de Cuyo.
Como su formación, además de la enológica, es también informática, y fue uno de los que allá por 1991 tuvo que explicarle a miles de personas qué era un e-mail, encontró en el producto emblema del dios Baco la mejor manera describir de qué se trata esta nueva unidad de intercambio, más allá del ya archifamoso Bitcoin.
La historia es así. Barrow viene produciendo vinos en Mendoza desde el año 2003. Para ello, cuenta con unas tres hectáreas de malbec, petit verdot y cabernet sauvignon. Desde siempre hubo tres preguntas cuya respuestas son difíciles de determinar.
Una de ellas, básica en toda la industria en verdad, es "¿cuál es el precio de la botella sin que sea una decisión arbitraria cuando hay vinos que cuestan $40 y otros $20.000?".
La otra: ¿Cómo se mide la calidad de un vino, si es bueno, o malo? Y, la última, ¿cómo comunico la honestidad de la elaboración de este producto a los consumidores? Porque, en el caso de los vinos de la bodega Costaflores, se trata de productos orgánicos por los que se paga una certificación que, realmente, es cara.
Y como estas tres preguntas siempre tení¬an -y tienen- difí¬cil respuesta, y distinta en cada cosecha, Barrow decidió convertir a su empresa en la primera bodega opensource que se soportará con una criptomoneda.
La nueva compañía, Openvino, se moverá en dos vertientes. La primera es la que permitirá publicar toda la información que tiene que ver con el funcionamiento de la bodega: lo que ocurre en la viña (temperatura, riego, humedad, luz solar y demás), los costos operativos (vino, corcho, botella, cápsula, etiqueta, etc), los laborales y los impositivos.
Los viñedos están dotados de sensores que recaban la información vinculada con el riesgo, producción, y demás factores climáticos vinculados con la vid, como también lo está la bodega mediante la que se recopilará la información relativa a la elaboración propiamente dicha.
"Toda esa información será compartida con los consumidores, los clientes, los académicos, los interesados en el mundo del vino.Porque Openvino no es un producto comercial sino una plataforma para compartir. El software, la información que surja del viñedo y de la bodega, todo lo demás estará ahí y si otra bodega lo quiere usar, criticar, modificar, podrá hacerlo. Está abierto para eso", dijo a iProfesional, Mike Barrow, también director de Openvino.