En los últimos años, Egipto y Etiopía han emprendido arduos procesos para liberarse de los controles de capitales, con el apoyo decisivo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Estas medidas fueron cruciales para estabilizar sus economías, pero vinieron acompañadas de exigencias estrictas por parte del FMI, que requirieron una profunda reestructuración económica y cambios en sus políticas.

Egipto: Luchando por la Estabilidad en Medio de la Turbulencia Económica

Los problemas económicos de Egipto, agravados por la pandemia global y conflictos regionales, llevaron a una grave escasez de divisas y un aumento descontrolado de la inflación.

Para 2022, el país enfrentaba una crisis económica que requería la intervención del FMI. En diciembre de ese año, el FMI aprobó un préstamo inicial de 3.000 millones de dólares a Egipto, que en 2024 se incrementó a 8.000 millones debido al empeoramiento de la situación​.

Para asegurar estos fondos, Egipto tuvo que comprometerse a una serie de reformas clave. La principal fue la transición a un sistema de tipo de cambio totalmente flexible, con el objetivo de eliminar el mercado negro de divisas y estabilizar la libra egipcia.

El Banco Central de Egipto implementó esta medida mediante la flotación de la libra, lo que llevó a una fuerte devaluación, pero alineó las tasas oficiales con las del mercado paralelo​.

Además, el FMI exigió a Egipto que endureciera su política monetaria para combatir la inflación, lo que incluyó un aumento significativo de las tasas de interés.

El gobierno también tuvo que reducir el gasto público, especialmente en proyectos de infraestructura, e incrementar el gasto social para proteger a las poblaciones más vulnerables del impacto económico​.

Estas medidas buscaban restaurar la confianza de los inversores, atraer inversión extranjera y estabilizar la economía, aunque trajeron consigo un considerable dolor a corto plazo para la población egipcia.

Etiopía: Reforma Económica en Medio de la Recuperación de un Conflicto

La situación en Etiopía era igualmente grave, agravada por el conflicto civil en la región de Tigray, que drenó recursos y exacerbó la inestabilidad económica.

Para 2024, Etiopía había entablado negociaciones con el FMI para asegurar un préstamo de 3.400 millones de dólares, condicionado a importantes reformas económicas​.

Una de las principales exigencias del FMI fue la eliminación de los controles de capitales y el abandono de la política de tipo de cambio fijo. Etiopía cumplió con esto al flotar su moneda, el birr, lo que llevó a una depreciación dramática.

Esta medida era necesaria para unificar las tasas oficiales y del mercado negro, y abrir el camino hacia una economía más impulsada por el mercado​.

El FMI también presionó a Etiopía para que adoptara una política monetaria basada en tasas de interés y mejorara su disciplina fiscal. Estas medidas tenían como objetivo abordar la grave escasez de divisas en el país y estabilizar su deuda externa, que había aumentado considerablemente en los últimos años​ .

Sin embargo, estas reformas también generaron presiones inflacionarias inmediatas y aumentaron el costo de vida para los etíopes comunes, desafiando la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad social.

Argentina: Un Desafío Similar con lecciones por Aprender

Argentina enfrenta un desafío similar al de Egipto y Etiopía, con un cepo cambiario que ha distorsionado los mercados financieros y ha frenado el crecimiento económico.

Para salir de esta trampa, Argentina también podría necesitar la ayuda del FMI, pero deberá estar preparada para implementar reformas significativas, al igual que Egipto y Etiopía.

Conclusión: El Precio de la Reforma Económica

Las experiencias de Egipto y Etiopía ilustran el proceso complejo y, a menudo, doloroso de levantar los controles de capitales bajo la guía del FMI.

Si bien ambos países lograron asegurar fondos cruciales y sentar las bases para la estabilidad económica a largo plazo, las reformas requeridas trajeron costos significativos a corto plazo.

Argentina, si busca seguir un camino similar, debe estar preparada para enfrentar desafíos similares, pero con el potencial de establecer un camino hacia una economía más estable y abierta al mundo.

Las recompensas de estos esfuerzos podrían ser una renovación de la confianza de los inversores, la estabilización de la economía y un crecimiento sostenible, aunque el camino sea difícil.

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