YouTube, la red social de reproducción audiovisual más popular del planeta, trabaja en nuevas medidas contra la desinformación y los deepfakes.
Recientemente, un grupo de estafadores utilizó un deepfake del empresario Elon Musk en una transmisión en vivo de la plataforma para convencer a usuarios de enviar sus criptomonedas a un sitio sospechoso.
Bajo esta premisa, el servicio de vídeos anunció una actualización de sus políticas para permitir a los usuarios denunciar contenidos generados por inteligencia artificial (IA) que utilicen imágenes o voces de personas sin su autorización.
La flamante iniciativa responde a la creciente preocupación por el uso indebido de tecnologías avanzadas que pueden replicar fielmente las características humanas, como paso con el propio Musk.
Según las nuevas políticas, cualquier usuario que detecte un contenido que utilice su imagen o voz sin consentimiento podrá reportarlo a la red social.
Una vez recibida la denuncia, el creador del contenido tendrá un máximo de 48 horas para tomar las medidas necesarias y corregir la situación. Esta acción busca proteger la privacidad y los derechos de los individuos, asegurando que su identidad no sea explotada sin permiso.
En ese plazo, el creador puede usar herramientas de edición como ‘Recortar’ o ‘Desenfocar’, disponibles en YouTube Studio. En caso de que decida eliminar el video, la queja finalizará automáticamente, mientras que si la presunta violación de privacidad persiste, el equipo de la plataforma se encargará de revisarla, de acuerdo a lo detallado por la propia YouTube.
La denuncia procederá únicamente si el contenido denunciado es "claramente identificable" y haya "suficiente información en el video" que permita a otras personas reconocer la voz del usuario.
Al mismo tiempo, aclaró que no aceptará reclamos efectuados en nombre de terceros, excepto si la persona cuya privacidad está siendo violada no tiene acceso a internet o a un ordenador, si está en situación de vulnerabilidad o si se trata de un menor, por ejemplo.
Esta política busca, por un lado, beneficiar a los usuarios individuales, y por el otro, sentar un precedente para otras plataformas y redes sociales, incentivándolas a seguir un camino similar en la regulación del contenido generado por IA. En el último tiempo, YouTube se posicionó como pionera en la protección de los derechos digitales en la era de la IA.