Es una historia dramática: un recluso en Rusia contó cómo aprovecha la moda de arte digital para apoyar a su familia y a sus compañeros reclusos desde la prisión.
Pavel Skazkin, un presidiario ruso de 31 años, ha optado por crear arte digital surrealista desde su celda para venderla en formato de NFT. Él se inspira en la vida en la cárcel y aprovecha la creación artística como una forma de hacer catarsis sobre su propia experiencia dentro del sistema penitenciario ruso.
Padre de tres niños, Skazkin está destinando un porcentaje de las ventas para apoyar a su familia y otro porcentaje para ayudar a otros reclusos en situaciones similares a la suya. En una entrevista telefónica, Skazkin dijo a CoinDesk que se ha comprometido a donar un tercio de las ganancias de sus ventas de NFT a Rusia Behind Bars, una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a los reclusos y sus familias.
"Hall of Shame" es el título de la obra NFT del artista ruso que se observa más arriba. La pieza digital es una ilustración a mano que retrata la experiencia de sentencia de Skazkin ante el tribunal ruso, según detalló él mismo en la plataforma Foundation. Para el momento de edición, la obra tiene un precio de 0,99 ETH, cerca de u$s 4.700.
‘Papasweeds’
El recluso vende sus obras en el mercado NFT bajo el apodo ‘Papasweeds’, que es un juego de palabras que recoge sus cargos criminales e historia personal.
Según relató el propio Skazkin, un tribunal ruso lo sentenció a seis años de cárcel por delito de tráfico de drogas después de haber sido capturado por la policía local cargando un paquete de marihuana y éxtasis. El fiscal había pedido inicialmente una sentencia de diez años.
En ese entonces, el ciudadano ruso de 27 años de edad fue trasladado a una penitenciaria cerca de la ciudad de Bryansk que prohíbe las comunicaciones y dispositivos electrónicos. Esa prisión también conocida por ser una de las correccionales más crueles de Rusia, donde se han reportado casos de tortura a sus prisioneros, según señaló CoinDesk citando medios locales.
Previo a su encarcelamiento, ejercía como diseñador web, aunque no muy exitoso, y había terminado trabajando para un mercado ilegal en la dark web; lo que finalmente lo lleva a prisión. Al respecto, el artista es sincero ante sus cargos penales, y admite que "terminó en prisión por la razón correcta", aunque considera que su sentencia fue demasiado dura.
En este contexto, explicó que su nombre artístico es un acrónimo de "papá" y "weeds", aunque también ha incluido algo de la idea detrás de "kosyak", una palabra que en la jerga rusa hace referencia a un gran error o un lío, pero que es el mismo término para un porro.
El recluso usa su creatividad para abstraerse de su realidad diaria, y ganar dinero para él y sus compañeros
Catarsis
Para su fortuna, tres años después de haber cumplido la mitad de su condena en esa correccional, Skazkin logró litigar y ganar un castigo más leve; incluso sin haber contado con un abogado que lo defendiera. "Estudié en la biblioteca de la prisión, leí las leyes", aseguró.
A raíz del veredicto del tribunal, el ruso fue trasladado a un centro penitenciario menos estricto donde tiene permitido salir a trabajar en una ciudad cercana y utilizar dispositivos conectados a Internet. Así fue como logró incursionar en el bullente mundo de los NFT.
Debido a su experiencia con los mercados de la dark web, Skazkin ya conocía el concepto de las criptomonedas cuando llegó a la cárcel. De hecho él había comprado sus primeros bitcoins en 2017; sin embargo, la noción de los NFT era completamente nueva y desde la primera prisión eran realmente escasas las noticias que entraban sobre el criptoespacio en los periódicos en papel y la televisión.
Skazkin recordó que la primera vez que escuchó sobre los NFT fue a inicios de año, cuando estaba leyendo la revista Popular Mechanics y vio una historia sobre el famoso NFT Nyan Cat basado en memes, que se vendió por la asombrosa suma de 300 ETH, actualmente cerca de u$s 590.000. Dijo que en ese momento había decidido crear su propio coleccionable cuando tuviera Internet.
El recluso empezó a dibujar sus primeros diseños desde la primera correccional. Luego, desde el segundo centro penitenciario, empezó a vender sus piezas en forma de NFT a través de Hic et Nunc, un mercado NFT poco conocido sobre la red Tezos. La experiencia con arte digital le permitiría descubrir una nueva forma de reflexionar sobre su experiencia, a la vez que le daba un nuevo sentido de propósito. Esas ventas le permitieron empezar a generar un ingreso monetario adicional a su sueldo como preso de u$s 140 al mes.