Hace justo un año, Zoom cotizaba a menos de u$s100 por acción. En la actualidad, siendo 14 de febrero de 2021, supera ampliamente los u$s400 por título.
Detrás de esta historia de éxito no está solo la flexibilización del trabajo derivada de la pandemia del coronavirus, sino una gran historia de amor que llevó a Eric Yuan, el fundador de la popular plataforma de reuniones virtuales que ha revolucionado las entrevistas de trabajo y el e-learning, a concebir la app que hoy tiene una capitalización de más de 128.000 millones de dólares (alrededor de 105.000 millones de euros).
Yuan contó muchas veces que la idea de Zoom se le ocurrió allá por el año 1987
El propio Yuan contó muchas veces que la idea de Zoom, la app más utilizada en todo el mundo desde el comienzo de los confinamientos y el auge del teletrabajo, se le ocurrió allá por el año 1987.
En aquel momento, con apenas 17 años, aún se encontraba estudiando y las posibilidades tecnológicas de crear un sistema de videollamadas se limitaban a la ciencia-ficción. Sin embargo, durante un largo viaje en tren, que duraba 10 horas y hacía regularmente para visitar a su novia de entonces, Yuan pensó en buscar una solución para no perder tanto tiempo.
De aquellos sueños románticos de adolescente nacería años después Zoom, una app que le serviría para seguir en contacto desde cualquier parte del mundo con su novia de entonces... que hoy es su esposa.
Su historia
Hijo de un ingeniero de minas de la provincia de Shandong (China), desde muy joven siempre quiso dedicarse a los negocios: con solo ocho años, Yuan empezó recolectando chatarra para sacarse un modesto sueldo vendiendo cobre -una actividad de la que desistió cuando casi incendia la casa de un vecino por intentar quemar el material sobrante-. Estaba claro que aquello no era lo suyo y, por eso, decidió matricularse en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shandong, en pleno 'boom' de la informática. De hecho, estaba convencido de que algún día sería el próximo Bill Gates, que por entonces asombraba al mundo con su innovador sistema operativo, Windows.
En 1992 se casó con Sherry, su novia de toda la vida. En aquel momento, le prometió que algún día crearía una empresa que valiese 1.000 millones de dólares y, por eso, decidió poner rumbo a Estados Unidos. Sin embargo, tuvo que esperar año y medio para poder llegar a codearse con las principales tecnológicas del momento: una mala traducción en la aduana provocó que le denegaran el visado hasta en siete ocasiones. Cuando consiguió poner en orden sus 'papeles', Yuan empezó como desarrollador en Webex, situada en California. Su ansia por alcanzar el éxito le llevó a escribir código incluso los viernes la noche, para trabajar en proyectos personales.
Hace justo un año, Zoom cotizaba a menos de 100 dólares por acción. En la actualidad, supera los 400 dólares por título.
Además de Zoom...
La empresa fue adquirida por Cisco en 2007, cuando Yuan pasó a liderar el departamento de ingenieros de Webex. En aquel momento, empezó a trabajar en un producto que ya ofrecía reuniones virtuales, pero en el que no creía del todo. El problema, según Yuan, era que el servicio era deficiente: cada vez que los usuarios iniciaban sesión en una conferencia de Webex, el sistema tenía que identificar qué versión del producto (iPhone, Android, PC o Mac) se ejecutaba, lo que ralentizaba enormemente el proceso, especialmente, en una época donde la velocidad de internet no era la misma que hoy en día. En este sentido, si había demasiadas personas al mismo tiempo, la conexión colapsaba y se producían numerosos cortes. Y, por supuesto, aún no existían funciones como compartir pantalla para dispositivos móviles.
Yuan decidió abandonar Cisco en 2011, a pesar de que por entonces tenía un equipo de más de 800 personas a su cargo y de las reticencias de su mujer. Sin embargo, gracias a su tenacidad y a un 'crowdfunding' entre amigos y colegas de su anterior empresa, logró llevarse a 30 ingenieros de China para montar Zoom (que en su origen se llamaba Saasbee. En poco tiempo, su idea caló y llegó a recaudar tres millones de dólares. Pero no era suficiente para crear una aplicación que mejorase las prestaciones de los líderes del mercado en aquel momento: Skype y Hangouts. Así que decidió aceptar una ronda en la que entraron inversores como Jerry Yang, cofundador de Yahoo, para disponer de otros 6 millones de dólares adicionales.
Yuan y su equipo tardaron casi dos años en crear Zoom, pero el trabajo pareció valer la pena. Se creó un sistema más simple para unificar las versiones de distintos dispositivos, que pudiera funcionar incluso con una pérdida de datos del 40% -algo especialmente útil para una conexión lenta o irregular-. La primera versión ya encandiló a los inversores y Yuan logró recaudar otros 36 millones de dólares en 2015. Las posteriores actualizaciones terminaron por hacer rentable a la compañía que, de la noche a la mañana, llegó a una capitalización de 1.000 millones de dólares. Y Yuan pudo cumplir la promesa que le hizo al amor de su vida.